domingo, 29 de noviembre de 2015

HOME
Nadie deja su casa a menos que el hogar sea la boca de un tiburón sólo corres hacia la frontera cuando ves toda la ciudad corriendo también tus vecinos corriendo más rápido que tú el aliento sangriento en sus gargantas el muchacho que fue a la escuela contigo, el que te besó detrás de la antigua fábrica de
 estaño está sosteniendo un arma más grande que su cuerpo sólo sales de tu casa cuando el hogar ya no te aloja. Nadie se va a menos que su hogar le persiga con fuego bajo los pies sangre caliente en su vientre es algo que nunca has pensado hacer hasta que la hoja de acero amenaza tu cuello y aun entonces llevas el himno bajo tu aliento solo rasgando tu pasaporte en un baño de aeropuerto llorando con cada bocado de papel que te asegura que no regresarás.
Tienes que entender que nadie pone sus hijos en un barco a menos que el agua sea más segura que la tierra que nadie se quema las manos bajo los trenes debajo de carros que nadie pasa días y noches en el estómago de un camión alimentándose con periódicos a menos que las millas recorridas signifiquen algo más que el viaje. 
Nadie se arrastra bajo cercas nadie quiere ser golpeado escupido nadie elige los campos de refugiados o búsquedas de comida donde el cuerpo queda dolorido o en la cárcel, porque la prisión es más segura que una ciudad de fuego y un guardia de la prisión en la noche es mejor que un camión cargado de hombres que lucen como tu padre. Nadie puede soportarlo nadie podría digerirlo ninguna piel sería lo suficientemente fuerte.
El váyanse a sus casas negros refugiados sucios inmigrantes, solicitantes de asilo dejando secos a nuestros países, negros con sus manos pedigüeñas. Ellos huelen extraño, salvajes arruinaron su país y ahora quieren arruinar el nuestro cómo hacen las palabras las miradas sucias ruedan sobre sus espaldas tal vez porque el golpe es más suave que un miembro cortado o las palabras son más tiernas que los catorce hombres entre tus piernas o los insultos son más fáciles de tragar que los escombros que el hueso que el cuerpo de tu niño en pedazos.
Quiero ir a casa, pero mi hogar es la boca de un tiburón hogar es el cañón de la pistola y nadie querría salir de casa a menos que la casa te persiga hasta la orilla a menos que la casa te diga que aceleres tus piernas dejes la ropa detrás que avances cuerpo a tierra a través del desierto vadees atravieses los océanos te ahogues te salves estés hambriento, pide limosna olvídate del orgullo la supervivencia es más importante.
Nadie sale de casa hasta que el hogar es una voz sudorosa en tu oído diciendo: -vete, corre lejos de mí ahora. 
No sé en lo que me he convertido pero sé que cualquier lugar es más seguro que aquí. 

Warsan Shire, poeta somalí
Para escuchar a la poeta:

martes, 24 de noviembre de 2015

Alguien
Necesito a alguien que no sepa mi nombre.
Alguien que no haya aprendido el léxico de estas artes oscuras y decadentes, que no haya consultado el glosario de este libro maltrecho, que no haya estudiado bajo las manos de un maestro.
Alguien que no haya imaginado la acogida de mi sonrisa, que no haya previsto el peligro en mis ojos, que no haya escuchado la expectativa en mi voz.
Alguien que no presuma de entenderme, que no piensa que me conoce, que no considera que tiene la llave para abrir mi corazón.
Necesito a alguien que no haya leído minuciosamente durante horas sobre las arcanas y elementales reglas de mi juego siempre favorito.
Necesito alguien que sólo conozca el deseo, el hambre, el dolor y lleva el amor en su alma.
Sobre todo necesito a alguien que pueda hacerme olvidar por completo quien soy
Porque estoy tan aburrido y cansado.
Y tan agotado de mí mismo.

Ignatius Seymour Andrea O’tam

@MrMake_HerSmil

viernes, 13 de noviembre de 2015

La canción de Lawino (extracto)

El estómago parece ser
una fuerza poderosa
para unir a los partidos políticos,
especialmente cuando el billetero
del bolsillo del pantalón
lleva solo monedas
con un agujero en el medio,
y ningún billete púrpura
ha visto tu bolsillo;
y especialmente para aquellos que
nunca han probado la miel desde la infancia,
y aquellos que crecieron
sin padre ni madre,
y los que no tienen trabajo seguro.

Los hombres de corazones débiles,
los hombres de ojos débiles y rudos
que son demasiado tímidos para contar las mayores mentiras,
que tienen miedo
de repetirlas en presencia
de sus madres y niños,
repetir las vacías mentiras
ante sus mujeres
y ante las madres de sus mujeres,
estos hombres blandengues
deberían quedarse en casa.

Okot P'Bitek, ugandés. Sobre los políticos ugandeses, ¡que parecen ser como todos lo políticos del mundo!