sábado, 19 de diciembre de 2015

CIUDAD DE JOHANNESBURGO
Mongane Wally Serote
   
   Así te saludo:
   mi mano late en el bolsillo trasero del pantalón
   o en el bolsillo interior de la chaqueta
   buscando mi pase, mi vida,
   ciudad de Johannesburgo.

Mi mano, como una serpiente hambrienta, registra mis bolsillos
buscando, frenética, mi fina cartera, tan delgada,
mientras mi estómago gime una amistosa sonrisa al hambre,
ciudad de Johannesburgo.
Mi estómago también devora monedas y papeles,
¿sabes?
Ciudad de Johannesburgo, te saludo:
cuando salgo corriendo, o me dirijo a ti en el autobús rugiente,
dejo tras de mí, a mi amor,
mis casas y mi cómica gente, mis chabolas y mis remolinos de polvo,
mi muerte,
que está más ligada a mí que el parpadeo al ojo.
Ciudad de Johannesburgo,
viajo por tus robóticas carreteras en blanco y negro 
por el grueso aliento de hierro que inhalas
a las seis de la mañana y exhalas desde las cinco de la tarde.
Ciudad de Johannesburgo,
esa es la hora a la vengo a ti,
cuando tus flores de neón se pavonean desde tu viento eléctrico,
esa es la hora cuando te dejo,
cuando tus flores de neón se pavonean en su camino por la creciente oscuridad 
sobre tus árboles de cemento.
Y al volver a donde está mi amor,
mi chabola, mi polvo, mi gente, mi muerte,
cuando la muerte acecha en la oscuridad como una cuchilla en la carne,
puedo sentir tus raíces, anclando tu poder, mi debilidad
en mi carne, en mi mente, en mi sangre,
y todo lo referente a ti lo dice,
eso, eso es lo único que necesitas de mí.
Ciudad de Johannesburgo, Johannesburgo,
escucha cuando te digo,
que no hay nada, nada de diversión
cuando dejas a mujeres y hombres con esas expresiones congeladas,
expresiones que tienen lágrimas como surcos en la erosión del suelo,
Johannesburgo, eres más seca que la muerte,
ciudad de Johannesburgo, Johannesburgo, ciudad de Johannesburgo.

CITY JOHANNESBURG
Mongane Wally Serote 

    This way I salute you:
    My hand pulses to my back trousers pocket
    Or into my inner jacket pocket
    For my pass, my life,
    Jo'burg City. 

My hand like a starved snake rears my pockets
For my thin, ever lean wallet,
While my stomach groans a friendly smile to hunger,
Jo'burg City.
My stomach also devours coppers and papers
Don't you know?
Jo'burg City, I salute you;
When I run out, or roar in a bus to you,
I leave behind me, my love,
My comic houses and people, my dongas and my ever-whirling dust,
My death,
That's so related to me as a wink to the eye.
Jo'burg City
I travel on your black and white and roboted roads,
Through your thick iron breath that you inhale
At six in the morning and exhale from five noon.
Jo'burg City
That is the time when I come to you,
When your neon flowers flaunt from your electrical wind,
That is the time when I leave you,
When your neon flowers flaunt their way through the falling darkness
On your cement trees.
And as I go back, to my love,
My dongas, my dust, my people, my death,
Where death lurks in the dark like a blade in the flesh,
I can feel your roots, anchoring your might, my feebleness
In my flesh, in my mind, in my blood,
And everything about you says it,
That, that is all you need of me.
Jo'burg City, Johannesburg,
Listen when I tell you,
There is no fun, nothing, in it,
When you leave the women and men with such frozen expressions,
Expressions that have tears like furrows of soil erosion,
Jo'burg City, you are dry like death,
Jo'burg City, Johannesburg, Jo'burg City.

De "Ten South frican Poets", Carcanet, Manchester, 1999 (p. 49).

martes, 8 de diciembre de 2015

Lo que es el amor

Nací en una sociedad que decidió utilizar niños como soldados. En vez de llevar pañales, llevábamos camuflaje. En vez de biberones, nos pusieron una pistola en la mano, y nos hicieron creer que éramos un ejército en avance. Solo con diez años, queríamos negarnos, pero no teníamos a dónde ir. En su mente, no es esta la vida a la que estaba destinado. Solo quería ser… libre. Mi confianza en el mundo es cada vez menor porque se nos recuerda constantemente en qué nos hemos convertido. Fingen que predican amor, pero todo es odio, rápidos en culpar a la religión y hablan de cambiar. Nuestros egoístas caminos nos han conducido a la tumba. Pero si vas al cielo antes que yo, di a todos los niños soldado: “La tierra por la que luchasteis es libre al fin. Y deberíais llevar la cabeza bien alta, porque luchasteis por mí.” Me dicen que tengo suerte, que podría haber sido un niño soldado. Podría haber muerto. Pero estoy vivo todavía. Ves, Dios no comete errores. Tengo la gran suerte de testificar porque sé lo que es el odio. Son balas cargadas en una pistola apuntando a los niños, y lo llaman venganza. Sé lo que es el odio. Son bombas cayendo sobre los civiles y las madres inocentes que intentan salvarse protegiendo a sus hijos. Sé lo que es el odio. Es genocidio justificado. Una montaña de cuerpos en una fosa común mientras el mundo mira para otro lado. Sé lo que es el odio. Pero hoy, otro es el objetivo. Mirándote, sé lo que es el amor. Está en la amplitud de un apretón de manos cuando somos amigos y no enemigos. Nosotros… somos el amor.

Este poema se entiende mucho mejor si se escucha a su autor, Abe Nouk, rapeándolo: