Mostrando entradas con la etiqueta Gambia. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Gambia. Mostrar todas las entradas

sábado, 5 de marzo de 2016

Tierra del Sahel
Esta estación es para los baobabs.
Los baobabs son príncipes de las alturas.
Sus pies hinchados dominan
todo un imperio bajo tierra.

Por encima de los baobabs,
las gaviotas se lanzan y salen de las aguas saladas.
Nos miran fijamente con sus ojos rurales.
Nos miran fijamente como pescadores Serere de Joal.

El sol brilla sobre las ramas astilladas.
Esta es una estación de risas desoladas.
Muy poca agua cálida ha caído
para consolar nuestras almas.
Muy poca agua ha caído
sobre las hojas de las palmeras para sustentar
el gaznate de los cuervos.

Las lluvias han firmado un contrato de abandono
con nuestras tierras. Las lluvias han firmado un contrato de abandono.
Nuestros suelos están baldíos, sin hierba ni arbustos,
sin hierbajos ni enredaderas. Nuestra herencia
se ha convertido de repente
en la inquieta desesperación del destino del camello.

Solo los baobabs caminan majestuosamente
en nuestras tierras; sus ramas de pulpo
se agarran a alguna esperanza ancestral.

Nosotros sudamos hasta que temblamos como peces bonga.
Sudamos para enfriar nuestros cuerpos en llamas.
El sudor es nuestra catarsis.
Dios derrama agua fría desde dentro.

Sahelian Earth
This season is for the baobabs.
Baobabs are princes of height.
Their swollen feet command
a whole empire under earth.

Above the baobabs,
seagulls dive in and out of brackish waters.
They stare at us with country-bred eyes.
They stare at us like Serere fishermen from Joal.

The sun radiates above splinter boughs.
This is a season of desolate laughters.
Very little warm water has fallen
to comfort our souls.
Very little water has fallen
on palmfronds to support
the throat of crows.

Rains have signed a contract of neglect
with our landscape. Rains have signed a contract of neglect.
Our soils are bare, without grass or shrubs,
without weeds or creepers. Our inheritance
has suddenly turned into
the restless despair of the camel's fate.

Only the baobabs stride majestically
in our landscape; their octopus branches
cling to some ancient hope.

We sweat till our bodies shrivel like bonga fish.
We sweat to cool off our body fires.
Sweat is catharsis for us.
God pours down cold water from the inside.

Tijan Sallah, from the Gambia (The Penguin Book of Modern African Poetry, p. 91)

sábado, 27 de febrero de 2016

Isatou murió
Isatou murió
con solo cinco años
y mucho orgullo,
justo antes de saber
qué pérdida tan pequeña
traería a tantos.
Su madre gemía
a medias agradecida
de librarse tan pronto
y no vio la sonrisa
tan tierna como la raíz
de la planta que brotaba
sellando los ojos de la niña.
Los vecinos lloraban
porque les pagaban
y pensaban que su boda
sería un gran banquete también.
Su padre la miró
con ojos de mármol y dijo:
"¿Quién derramó el perfume
mezclado con rocío de la mañana?"

Isatou died 
When she was only five
And full of pride
Just before she knew
How small a loss
It brought to such a few
Her mother wept
Half grateful
To be so early bereft.
And did not see the smile
As tender as the root
Of the emerging plant
Which sealed her eyes
The neighbours wailed
As they were paid to do
And thought how big a spread
Might be her wedding too
The father looked at her
Through marble eyes and said;
“Who spilt the perfume
Mixed with morning dew?”

Lenrie Peters, in "The Penguin Book of Modern African Poetry".