ADUMADARÁN
Reivindicar un estilo de pelo parecería una frivolidad si no llevara consigo toda una carga de racismo y discriminación que se remonta a la época de la esclavitud y continúa aún hoy en día. Las mujeres africanas tienen que luchar por poder ser ellas mismas, porque ser negra y mujer es tener que reivindicarse día a día.
Adumadarán significa en la lengua Yoruba de Nigeria “la belleza de la piel negra”. “Black is beautiful”, decían los panteras negras de Norteamérica cuando luchaban por sus derechos civiles. Aún hoy, las afrodescendientes en toda América tienen que trabajarse la dignidad, el orgullo de ser negras, la belleza de su color. La cantante peruana Victoria Santa Cruz reivindicaba el negro, homenajeando a las descendientes de esclavos en su canción “Me gritaron negra”, donde dice que cuando supo “la triste verdad que aquello escondía”, empezó a sentirse “negra”, con la connotación negativa que aquello conllevaba (odió sus cabellos, sus labios y su piel). Sin embargo, un día comenzó a enorgullecerse de serlo y a comprender lo “lindo” y “rítmico” que sonaba ser “negro azabache”, dando gracias al cielo por ello.
Ana López, socióloga que escribe en el blog afrofeminas.com, se pregunta “¿Por qué te ofende mi piel?”, “Mírala bien, es profunda, inmensa como su cuna, poderosa como los ancestros que guían nuestros caminos”, es elegante y altiva, llena de orgullo y memoria, fuerte, joven, deslumbrante. No haría falta tener que hablar de un color de piel, si no fuera porque este color ha sufrido muchos sinsabores.
Titilope Sonuga, en su poema“Tsunami”, habla de una mujer que se lleva las miradas a su paso.
Tsunami, Titilope Sonuga, Nigeria
Mujer tsunami
caderas y muslos una avalancha
ni una delicadeza hay aquí
ni un aleteo de pestañas
ni refinadas manos o muñecas
estos son pies hechos para escalar montañas
Ella conoce los secretos de la luna
llama al sol con su verdadero nombre
un fuego que comparten
Mira cómo se trenza el pelo
con mechones de rayos
cómo baila
como si ella hubiera creado el ritmo.
Cuando trabaja
las abejas obreras se paran para verla
Cuando se ríe
el trueno le aplaude
el viento empuja los árboles
para que se inclinen ante ella.
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