lunes, 3 de abril de 2023

Dinkenesh es el nombre que los habitantes de la zona de Afar dieron a la madre africana de la humanidad, la primera antecesora del ser humano cuyos restos fueron encontrados en Etiopía, el Cuerno de África, pero que, en un alarde de eurocentrismo, se denominó Lucy porque en esos momentos sonaba la canción homónima de los Beatles en la radio de la excavación. Desde Dinkenesh, las mujeres africanas se han destacado por su coraje y su tenacidad: 

Hatshepsut de Egipto, reina faraón de la 18ª dinastía, construyó templos en Tebas y los obeliscos más grandes hasta entonces vistos en Karnak. La reina de la paz, Nefertari, fue reina de los nubios, casada con Ramsés II; y la famosa Cleopatra supo hechizar a Julio César y Marco Antonio. La reina etíope de Saba sedujo y tuvo un hijo con el rey Salomón llamado Menelik I, que sería rey de Etiopía y sacaría el Arca de la Alianza de Israel para llevárselo a su reino, según la leyenda. La reina Candace de Menroe detuvo a Alejandro Magno en su avance por el Nilo. Kahina de Mauritania, líder religiosa del s. VIII, es considerada una luchadora de la libertad de su pueblo y líder de la resistencia contra la dominación de los árabes. Amina fue una reina del reino Songhai del curso medio del Níger y gobernó el imperio Hausa en el s XVI, extendiendo su estado hasta la costa atlántica, fundando ciudades y dirigiendo un ejército de 20.000 soldados. 

Las amazonas del reino de Dahomey, en Benín, un ejército de mujeres fieras e implacables, armadas con rifles, palos y cuchillos durante unos doscientos años (s. XVIII y XIX), sirvieron a su rey en múltiples guerras e incluso se enfrentaron a los franceses. Estas mujeres, casi 6.000, se consideraban esposas del rey y eran entregadas al servicio militar, escogidas de entre las más fuertes y atléticas. Acerca de su coraje y fiereza circularon numerosas crónicas, como por ejemplo, que cortaban la cabeza a sus enemigos y que bebían su sangre, incluso que participaban en sacrificios humanos. 

Matriarcados en tiempos remotos en Madagascar, Senegal, Ghana o Sudán dan prueba de la determinación femenina del continente africano. En el panteón yoruba (Nigeria) hay 11 diosas y Yemaya es la madre de todos; protectora y consoladora, representa la riqueza y, cuando se enoja, las aguas de los ríos se desbordan. Cura la infertilidad de la mujer y de su útero han nacido todos los humanos. 

En la mitología Dahomey, Mawu es la pareja del dios masculino o su parte femenina, asociada al sol y la luna. Ella creó la tierra y toda la vida que existe, además de las semillas de la muerte.

 Mawu de las aguas,  Abena P.A. Busia, Ghana

Las montañas a mis pies

y las estrellas en mis rizos,

me agacho y rasgo las aguas con los dedos,

mira cómo lleno de lagos la cuenca de mis manos .

Me echo por los hombros un chal de océanos

y me transformo

en cascada.

Fluyen de mí los manantiales

y se desbordan los ríos a mis pies,

los arroyos surgen para crear los mares.


Mawu of the Waters

I am Mawu of the Waters.

With mountains as my footstool

And stars in my curls

I reach down to reap the water with my fingers

And look! I cup lakes in my palms.

I fling oceans around me like a shawl

And am transformed

Into a waterfall.

Springs flow through me

And spill rivers at my feet

As fresh streams surge

To make seas.


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