domingo, 4 de octubre de 2015

DAMA DE LA MAÑANA

No recuerdo su rostro
pero la cicatriz de su mejilla
me sigue a todas partes.
Como las fronteras coloniales,
no tenía ningún sentido.
No vio mi rostro ni quiso verlo.
Habían colocado su cuerpo,
como África, sobre una mesa.
Desnuda por la pobreza,
le habían robado la lengua.
Su nombre podía ser Arrah, Bih o ninguno.

Ella abrió todo un pozo de diamantes.
Yo intenté apropiármelo todo,
tan solo dejé el sudor, los plañidos, la cultura, el lenguaje y yo qué sé qué más.

No era una mujer nocturna,
era una dama de la mañana,
la cara lavada,
la cicatriz maquillada.
Estaba preparada para otro
reparto de África.

Joyce Ashuntantang, de Camerún.
Podéis escuchar el poema recitado por la autora en: https://www.youtube.com/watch?v=He1xy59cApg

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